Tratamiento Resección quirúrgica del apéndice Líquidos IV y antibióticos El tratamiento de la apendicitis aguda es la apendicectomía abierta o laparoscópica; como el retraso del tratamiento aumenta la mortalidad, se considera aceptable una tasa de apendicectomía negativa del 15%. Por lo general, el cirujano puede extirpar el apéndice aun si está perforado. En ocasiones, el apéndice es difícil de localizar: en estos casos, suele estar ubicado detrás del ciego o del íleon y el meso del colon derecho. La enfermedad inflamatoria intestinal que compromete el ciego es una contraindicación de apendicectomía. En cambio, en casos de ileítis terminal y ciego normal, debe resecarse el apéndice. La apendicectomía debe ser precedida de antibióticos IV. Se prefieren las cefalosporinas de tercera generación. En la apendicitis no perforada, no se requieren antibióticos adicionales. Si el apéndice está perforado, debe proseguirse con antibióticos hasta que la temperatura y el recuento de leucocitos del paciente se hayan normalizado o continuar durante un curso estipulado, de acuerdo con la preferencia del cirujano. Si la cirugía es imposible, los antibióticos (si bien no son curativos) mejoran marcadamente la tasa de supervivencia. Aunque varios estudios sobre el manejo no quirúrgico de la apendicitis (es decir, el uso de antibióticos solos) han mostrado altas tasas de resolución durante la hospitalización inicial, un número significativo de pacientes experimenta una recurrencia y requiere apendicectomía durante el año siguiente. Por lo tanto, la apendicectomía todavía se recomienda (1). Cuando se detecta una gran masa inflamatoria que compromete el apéndice, el íleon terminal y el ciego, es preferible resecar toda la masa y confeccionar una ileocolostomía. En casos avanzados, en los que ya se ha formado un absceso pericólico, éste se drena mediante un catéter percutáneo bajo guía ecográfica o por cirugía a cielo abierto (con apendicectomía en una fecha ulterior).